Se acerca el verano, el calor, la playa, las terrazas y hay que ponerse a punto para lucir “tipito”. Algunos llegarán tarde, otros apurarán en sus entrenos para lograr su objetivo y otros desesperarán porque un año más no consiguen desquitarse de los kilos de más. Bueno, pues desde el blog os daremos una serie de posibles causas por la que no pierdes peso.

COMES MÁS DE LO QUE PIENSAS.

Es muy posible que estés comiendo más de lo que crees. Revisa tu dieta y sobre todo las cantidades. Probablemente tu  percepción de la realidad sea diferente de la realidad misma. Revisa los snacks entre horas, las bebidas que ingieres y los caprichos que te das. También revisa los aderezos que incluyes en tus comidas. Puede que estés comiendo una ensalada, pero que está incluya algún tipo de salsa o componente que te esté aportando más calorías de las que piensas.

¿QUÉ HACES LOS DÍAS QUÉ TE RELAJAS?

Normalmente durante las semanas tienes un plan establecido de comidas y horas de ejercicio (gym, padel, running, bici…) pero el fin de semana te relajas en exceso. Comilonas con familia y amigos, tapeo y alguna que otra cervecita o copa.  Y si a eso le sumas que el ejercicio desaparece durante el sábado y domingo… tiras por la borda todo lo hecho durante la semana.  El déficit calorífico de la semana lo compensas con el superávit del finde.

PRACTICAS EL SEDENTARISMO.

Llevas una dieta más o menos equilibrada pero no haces ni gota de deporte.  Y si a eso le sumas que tu trabajo consiste es estar sentado ocho horas delante de un ordenador tienes uno de los posibles motivos por lo que no te quitas esos kilos deseados. Un consejo, durante el día busca gestos cotidianos que te permitan quemar calorías. Evita el ascensor y sube y baja por las escaleras, haz la compra sin el coche (en la medida de lo posible), aprovecha los momentos que tu trabajo te lo permita moverte por la oficina o tu lugar de trabajo como por ejemplo a la hora de atender el teléfono… En definitiva, pequeños gestos que suman.

TOMAS MEDICACIÓN.

Es posible que tengas algún tratamiento médico y que las medicinas no te permitan bajar de peso e incluso aumentar. Evidentemente en esta situación poco o nada podemos hacer más que seguir las indicaciones de los médicos.

¿QUÉ COMES?

La cantidad como hemos visto antes importa mucho, pero también la calidad. Comes pollo, pero ¿cómo lo cocinas? ¿Rebozado, frito o a la plancha? ¿Lo acompañas con algún tipo de salsa?  ¿Entiendes lo que queremos decir? Un filete de pollo puede sonar a muy sano, pero si a eso le incluyes un rico rebozado junto a la mahonesa… Ese filete se convierte en una bomba de calorías riquísima eso sí. Al igual que este ejemplo tienes que evitar comida ultra procesada que pueda complementar tus dietas (ej.: una ensalada acompañada de un bocata de beicon) ya que no estarás haciendo nada en tu objetivo de pérdida de peso.

Existen más causas cómo la propia genética de tu cuerpo, o situaciones personales de cada persona… Lo importante es que no te obsesiones con la perdida de esos kilos que quieres quitarte. Lo importante es aprender a quererte y llevar una vida lo más saludable posible con una dieta variada e incorporando el deporte a tu vida diaria.