Estás en la playa, de viaje con amigos o en familia. Rompes tu rutina después de muchos meses, comes diferente, duermes poco… en definitiva te liberas y disfrutas de unas merecidas vacaciones y dejas de entrenar. ¿Y sabes qué? No pasa nada, no te preocupes. Estar fuera de casa no significa tirar tu progreso por la borda. Pero si deseas no abandonar por completo el ejercicio con un poco de planificación y flexibilidad, puedes mantenerte activo sin arruinar tus días libres. Aquí te contamos cómo hacerlo.